lunes, 17 de noviembre de 2008

Vientos de cambio

El triunfo de Barack Obama ha sido contundente en el país del norte porque representa algo más que una arrasante victoria electoral; en el fondo, significa una victoria racial.

En efecto, se trata del primer presidente negro en la historia de Estados Unidos y sólo este hecho hace pensar que no sólo en Bolivia sino también en países tan poderosos como Estados Unidos, el problema de la colonialidad sigue siendo estructural. La colonialidad en Estados Unidos se hace evidente en la yuxtaposición de la nación blanca eurodescendiente sobre las demás naciones, especialmente negras y latinas, que tuvo lugar allá por el siglo XVII con la masiva migración inglesa y de otras nacionalidades europeas. Y es por ello que la gente negra y latina ha celebrado en grande este paso trascendental en la política norteamericana, dándole todo el respaldo político y electoral que Obama necesitaba.

Es muy probable que este triunfo histórico y racial —el del color de su piel— no genere cambios a corto plazo; es más, los cambios tal vez sean visibles solamente a largo plazo. Pero lo

cierto es que la población norteamericana se ha despojado de sus prejuicios raciales y ha apostado por una alternativa política distinta a la tradicional. Está exigiendo a su Presidente electo democráticamente una política de descolonización de su propia estructuración social.

En el fondo, lo que buscan quienes apostaron por Obama es que todos tengan las mismas oportunidades para acceder a los campos laborales, académicos, económicos, políticos y de otra índole, sin que para ello se tome en cuenta su procedencia étnica o racial. Es decir que, indistintamente, todos y todas puedan acceder a estas oportunidades sin que para ello medien sus diferencias raciales, étnicas o físicas. Así, Obama tendrá el desafío de llevar adelante un cambio profundo en las instituciones y políticas, tanto internas como internacionales de su país, y dejar atrás aquellas políticas arcaicas y bélicas propiciadas por sus antecesores como Bush.

Para el caso boliviano, el desafío es similar, ya que urge la necesidad de eliminar lo racial y lo discriminatorio de la sociedad boliviana y apostar por nuevos proyectos societales —como el de las sociedades indígenas— que eliminen las prácticas de exclusión y de desprecio a estas otras visiones de mundo y que, al mismo tiempo, se constituyan en verdaderas opciones de desarrollo.

La propuesta de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) constituye un modelo de proyecto societal alternativo que no excluye a nadie e intenta incorporar a todos en cuanto a sus beneficios y ser justo con las reivindicaciones históricas de los pueblos indígenas, fundamentalmente en cuanto se refiere a su gestión política, económica, social y jurídica.

Pero uno de los aspectos más destacables de este proyecto es que busca fortalecer el derecho social que todos tenemos a ser tratados en igualdad de condiciones; es decir, que todos accedamos a: trabajo y seguridad social, servicios básicos, educación, salud y, ante todo, se eliminen las discriminaciones sociales.

Al parecer, el presidente electo Barack Obama tendrá los mismos desafíos que hoy encaramos en Bolivia, y esperemos que le vaya muy bien.

*Félix Patzi P.
es sociólogo. Actual secretario General de la Prefectura de La Paz.