lunes, 24 de agosto de 2009

Los bolivianos perciben más actos racistas

Estudio. La empresa Ipsos Apoyo, Opinión y Mercado realizó un estudio para La Razón con 2.188 personas de todo el país.

Resultados. El informe afirma que el 66% cree que hay más racismo que antes. Oruro y Potosí tienen los índices más altos.

Norma. Un proyecto de ley pretende privar de libertad hasta por seis años a quien incurra en un acto de discriminación.

Presencia. La discriminación es muy evidente incluso en los clasificados que se publican en los diarios bolivianos.


Antonio y Samuel, de 12 y 14 años, respectivamente, estaban motivados por su primer día de clases en una escuela de El Alto. En febrero de este año, ambos estaban por concretar su anhelo tras un largo viaje desde el campo a la ciudad, adonde migraron semanas antes. Pero su ilusión se esfumó cuando en vez de una bienvenida, recibieron rechazo.

El personal del colegio exigió a los dos nuevos alumnos que se quitaran las abarcas que llevaban y que, a cambio, usaran zapatos de cuero, tal como establecía el reglamento para el uniforme.

Éste es un caso que fue denunciado al Defensor del Pueblo. Los adolescentes migrantes se sintieron ofendidos, pues en su lugar de origen las abarcas son el calzado típico y cómodo.

Según la defensora del Pueblo en suplencia legal, Rielma Mencias, una expresión de “racismo” es el rechazo hacia una o varias expresiones, “como la vestimenta, el lenguaje o la ideología” que denoten el origen de un grupo.

Como el caso de ambos niños, hay otros denunciados ante el Defensor del Pueblo. Sobre el tema del racismo, un estudio de la empresa Ipsos Apoyo, Opinión y Mercado para La Razón, realizado entre el 8 y 20 de julio, señala que el boliviano considera que en el país hay más racismo que antes.

El estudio fue realizado entre 2.188 personas (1.044 residentes en el eje troncal) y revela que el 66 por ciento de los bolivianos (1.434 personas) cree que hoy es más racista que antes.

Los departamentos que en mayor índice tienen esa percepción son Oruro y Potosí, ambos con el 75%. A ellos les sigue Cochabamba, con 72%.

Santa Cruz se situó en tercer lugar, con 67%, seguido de La Paz y El Alto, con 65%. Después está Cobija (Pando) con 64%.

Las regiones con el menor índice fueron Tarija, con 62%; Trinidad (Beni) con 55% y, por último, Sucre con 44%.

El motivo principal del crecimiento del racismo, sostiene la encuesta, es “porque el odio se acrecentó entre collas y cambas”. El 11% de los entrevistados se expresó de esta manera.

El 10% piensa que el racismo aumentó porque “el Gobierno generó la distinción entre oriente y occidente”. El 7% considera que “el Gobierno generó que exista odio entre razas y clases sociales”. Otro 7% cree que es a causa de “las diferencias de color de piel”. El 5% indica que es “por culpa de los discursos del Gobierno que alientan al racismo”. Otro 5% piensa que es porque “la gente rica se cree superior a la gente pobre”.

Mencias considera que la sociedad se tornó más discriminadora que antes, pero que no se reconoce como tal. “Esto implica que uno percibe la discriminación, pero no reconoce que discrimina”, explicó. Agregó que esta afirmación está sustentada en estudios realizados hasta este año.

Las expresiones de racismo se manifiestan, según Mencias, principalmente a través del lenguaje y el juzgamiento del día a día. El uso de adjetivos como “indio”, “chola”, “cunumi” o “birlocha” es una forma de discriminación.

La afirmación de Mencias se ve reflejada en los resultados del estudio de Ipsos Apoyo, Opinión y Mercado. El 83% (1.816 personas) de las 2.188 encuestadas se considera como “nada racista”; pero el 39% (853 personas) cree que el boliviano que vive en Santa Cruz es “muy racista”; mientras que el 47% (1.028) considera que el boliviano que vive en La Paz es “algo racista”.

Pero también hay gente que opina que los bolivianos no son racistas. De los 2.118 encuestados, el 16% (579 personas) indica que el boliviano “no es racista”.

Con esta idea concuerda el diputado Guillermo Mendoza (UN), presidente de la Comisión de Política Social, al identificar al boliviano como “inclusivo”, aunque identificó a “grupos racistas”.

“El boliviano creo que no es racista, es inclusivo. Pero hay grupos racistas que pueden infectar la vida cotidiana. (Están) en Santa

Cruz, en Sucre y también en La Paz, unos contra otros. El racismo no siempre es del citadino al indígena, sino también del indígena al citadino”, manifestó.

Según Mencias, el racismo en Bolivia es una práctica que está inmersa en la misma cultura del país y éste podrá ser subsanado sólo con “educación”.

“Es muy difícil cambiar a quienes ya han recibido una alta dosis de información en ese sentido y eso sólo se puede modificar a través de la sensibilización de las personas y de la educación. Se debe trabajar mucho desde el hogar y también desde el colegio”, señaló.

“Esto implica que uno percibe la discriminación pero no reconoce que discrimina”
Rielma Mencias, defensora del Pueblo en suplencia legal.

jueves, 20 de agosto de 2009

Bolivia, una nación plural en busca de la interculturalidad

La aceptación plena de las naciones indígenas y originarias como parte del Estado nación, y la “descolonización” de antiguas miradas o idiosincrasias excluyentes y conservadoras son los retos, a decir de sociólogos, antropólogos y comunicadores

Bolivia ya terminó de asumir su condición de país multicultural y plurinacional, pero aún se enfrenta con un reto mayor para terminar de cohesionarse como sociedad homogénea, como nación unitaria: la interculturalidad. Este criterio es compartido por un sociólogo, una comunicadora, un psicólogo social y un antropólogo, consultados acerca de los retos inmediatos y mediatos del país en materia de integración cultural.

La comunicadora Gloria Eyzaguirre, coordinadora del programa de Iniciativa Ciudadana de la Fundación Unir, considera que “el país necesita asumir que su gran diversidad de culturas

—reflejada en sus 36 etnias reconocidas por la nueva Constitución Política del Estado— representan una riqueza potencial por sí mismas, pero también en conjunto, por lo que deben comunicarse y conocerse entre sí para llegar a lo que potencialmente se conoce como ‘interculturalidad’, en bien de la comunidad”.

Para la profesional, la idea de interculturalidad es que todos construyan algo en conjunto. “No es la resta o diferenciación, que actualmente ocurre en muchos ámbitos, sino más bien la suma, la consolidación del criterio de que A más B es igual a AB”.

“Esto significa —continúa— que cada una de las culturas, en igualdad de condiciones, aporta al enriquecimiento de otra, y no es necesario que se lleguen a conformar en C porque cada una mantiene lo que está aportando para formar una totalidad que no signifique su eliminación como unidad”.

Por interculturalidad, el psicólogo social Luis Vásquez, coordinador Nacional de la Iniciativa de Diálogo, entiende “un proceso que otorga la posibilidad de que las distintas culturas que conforman un país, en este caso Bolivia, convivan en equidad, paz, tolerancia y respeto”.

El largo camino

Una condición imprescindible para asumir esta figura sociocultural en su plenitud es el reconocimiento legal, individual, colectivo y en la práctica cotidiana de la multiculturalidad.

Eyzaguirre afirma que el país está inmerso en este proceso desde 1994, cuando, a través de las modificaciones introducidas en la Constitución —durante el primer Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada—, “se aceptó y normó que Bolivia es un Estado pluricultural y multiétnico. Y eso es multiculturalidad, la capacidad de entender que somos muchos, diversos y diferentes y actuar en tal sentido”.

Vásquez agrega que, “si bien ya se ha reconocido la diversidad, todavía no hay una experiencia propia de la interculturalidad”.

Entre una serie de problemas en esta ruta de transformación —tanto del Estado como del pueblo como tal y sus distintas identidades—, el psicólogo señala que “hay mucho por avanzar en cuanto a las etnias que durante tanto tiempo estuvieron invisibilizadas. Aún muchas culturas creen que son puras, que son únicas; es decir, se desarrollan bajo una teoría etnocéntrica y chauvinista de que ‘lo mío es lo mejor’”.

Eyzaguirre advierte que la evolución social en ésta y otras aristas no se dará de un día para el otro o “por arte de magia”.

“Los cambios —considera— demandarán varias generaciones, ya que requieren la creación de un nuevo paradigma que permita asumir un país intercultural con la participación igualitaria y necesaria de todos los actores”.

Para la entrevistada, un logro importante para avanzar a buen paso en este objetivo fue el hecho de que la Constitución aprobada en enero de 2009 “reconoce que somos un país intercultural; es sobre esta base que debe construirse la nueva sociedad diversa pero unificada, homogénea”.

Vásquez asegura que, “para reafirmarse, muchas culturas o clases sociales se cierran y es muy natural, pero no por ello acertado, que lleguen a pensar que son las únicas o las mejores”.

Ante esta situación, el especialista cree que uno de los trabajos primordiales —desde el Estado y sus autoridades— “es la observación de los procesos de otros países que han desarrollado este tipo de experiencias de interculturalidad, para así llegar a tener una visión conjunta de lo que es bueno para todas las culturas, sin dejar de lado la diversidad”.

El coordinador de Iniciativa del Diálogo considera que “precisamente en eso consiste o debe consistir el proceso de descolonización, que no es otra cosa que la ruptura del modelo de Estado que se afianzaba en el monoculturalismo“.

Iniciativas

Pero el proceso va aún más allá, en tiempo-historia y en la manera en que se plasma en diferentes movimientos y expresiones de la sociedad actual.

Ésa es la lectura que hace el sociólogo Óscar Vega. “Distintos historiadores y figuras —asevera— han estado insistiendo en que, para lograr la cohesión cultural, hay que revisar y replantear la forma en que construimos y tratamos nuestra historia. Según ese criterio, vemos que los momentos e hitos más importantes de la historia boliviana siempre estuvieron ligados a grandes levantamientos y movilizaciones indígenas”.

Esta realidad histórica, según el especialista, se repite en la actualidad con la emergencia de las naciones indígenas y originarias que —a través de diferentes procesos políticos, democráticos, pero sobre todo movilizaciones y medidas de protesta— lograron una “visibilización” como parte del Estado y la nación.

“Lo que sucedió desde 2006 —agrega— con la llegada de Evo Morales a la Presidencia no es más que un replanteo de la historia que no se pudo lograr desde las movilizaciones de Zárate Willca y ni siquiera con la Revolución Nacional de 1952”.

Para Vega, es de vital importancia aceptar en todas las instancias la presencia de indígenas como única forma de lograr una sólida identidad nacional.

“Es crucial —afirma—. Si fuera sólo un tema técnico, si la problemática de igualdad, desigualdad y discriminación se tratara sólo de costumbres, o gestos o formas lingüísticas, entonces la solución sería simple: ampliar, generalizar estas figuras o idiomas. Pero el proceso que vive el país desde la asunción del primer Presidente indio, e incluso antes, con todos los hechos que lo posibilitaron, demuestra que lo originario, lo indígena, no sólo se reduce a lo étnico, sino que es el principio del pluralismo”.

Precisiones

Una reforma a la Constitución en 1994 reconoció una Bolivia pluricultural.

No obstante, expertos consideran que no basta sólo esta certeza.

Además de identificar las diferencias, se debe trabajar para lograr la unidad.

El proceso actual en lo político y lo social apunta a la interculturalidad.

Para ese fin se empezó a trabajar en el proceso de descolonización.

Los beneficios y riesgos de la descolonización

A partir de la nueva Constitución Política del Estado, tanto en el discurso oficial del presidente Evo Morales, del vicepresidente Álvaro García Linera y de otras autoridades del Gobierno como en acciones y decisiones del Ejecutivo se ha popularizado en meses recientes en el país la palabra descolonización.

Al crear el Viceministerio de Descolonización, encabezado por Roberto Choque, el ministro de Culturas, Pablo Groux, señaló que “las tareas centrales de esta nueva oficina serán la revaloración y reivindicación cultural de los pueblos originarios, así como la lucha contra el racismo, la discriminación y otras prácticas que menosprecien costumbres, idiomas y modos de ser nativos, a favor de otros foráneos o impuestos”.

Siguiendo este criterio, el psicólogo social Luis Vásquez señala que el trabajo de descolonización debe partir de un ejercicio mental individual. “Hay que tener —advierte— mucho cuidado con la lógica que se utilice en este proceso, porque se tiene que deconstruir la violencia, la opresión y el imperialismo, pero no por ello agredir o aislar a culturas o influencias externas que sí puedan resultar beneficiosas”.

Si se pasa por alto estas pautas, opina el experto, se corre el riesgo de caer en un “error histórico” que ya se vio antes en pueblos que “una vez lucharon contra la opresión, salieron victoriosos y se convirtieron en opresores”.

Por otro lado, el escritor cochabambino Ramón Rocha Monroy reflexiona: “Es curioso comprobar la facilidad con que admiramos otras culturas, y la represión íntima que sufrimos al tratar de valorar las nuestras (…) Una actitud central de la descolonización del saber, y del ser, es interesarnos por los mitos, la historia, la técnica, los usos y costumbres de la civilización andina y amazónica, y hacerlos parte de nuestra concepción del mundo y de nuestra forma de vida”.

“Quizás entonces —culmina el también columnista de La Prensa en uno de sus recientes artículos— percibamos que, junto al prejuicio de clase, nos enturbia la visión el prejuicio de etnia, porque hay gente que se resiste a conocer sus raíces y prefiere ocultarlas, en un gesto de bipolaridad o esquizofrenia colectiva”.

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Las manifestaciones racistas se exacerbaron en los últimos años

Cuatro instituciones consideran que las acciones políticas de la oposición al régimen actual han acentuado o develado el racismo cotidiano que existe en el país

El Observatorio del Racismo de la Universidad de la Cordillera, la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, el Defensor del Pueblo y la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB) consideran que en los tres recientes años y seis meses se han multiplicado las expresiones de racismo en el país.

Esta exacerbación coincide con la gestión gubernamental del primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, pero esas instituciones indican que los responsables de ese hecho no son las autoridades, sino grupos políticos y civiles opositores.

“No es un tema que se deba sólo a lo racial o al origen étnico, sino a un proceso que se entremezcla con el contexto político”, sostiene Rielma Macías, defensora del Pueblo.

El investigador del Observatorio del Racismo Martín Torrico explica que la “racialización de la política” no se determina por el rechazo a la raigambre, sino que se ahonda por los cambios sociales, como la construcción de una nueva Constitución, la disputa por la ciudad donde se ubicará la capitalidad, el proceso autonómico en la “media luna” y los referendos.

Para otro investigador del Observatorio, Eduardo Paz, el acto racista más significativo de los recientes tres años fue el enfrentamiento producido en Cochabamba el 11 de enero de 2007, cuando se chocaron la población campesina y la citadina, con un saldo de tres muertos.

El presidente de la APDHB, Rolando Villena, apunta a la Asamblea Constituyente, nacida en 2006, como la raíz que desembocó en el acto racista más criticado: el 24 de mayo de 2008, cuando un grupo de campesinos fue maltratado física, verbal y psicológicamente en Sucre por personas que enarbolaban la capitalidad, discusión que polarizaba al país.

“Es vergonzoso, vivimos momentos dramáticos en que sectores de la oposición alentaron manifestaciones exacerbadas de hacer política, ridiculizando e inferiorizando, directa o indirectamente, a los campesinos”.

La investigación denominada Observando el racismo y el regionalismo en el proceso autonómico identifica a Santa Cruz como un espacio donde la defensa de los estatutos por la autonomía generó el rechazo hacia al colla o al altiplánico.

Los motivos y las voces

“Colla es sinónimo de sucio, bruto e ignorante, lo que se acentúa en las dificultades al pronunciar el castellano, por la construcción de su lengua materna, el aymara”, señala Macías, quien explica que esa carga peyorativa se masificó en la capital oriental en 2006 con el cabildo que demandaba autonomía.

Es a partir del referéndum por los estatutos autonómicos que la violencia contra aquellos con razgos andinos derivó en amedrentamientos y golpizas.

El investigador Torrico explica que los sectores empresariales de Santa Cruz, al perder protagonismo en el Gobierno con la asunción de Evo Morales, fortalecieron sus gobiernos locales y generaron un discurso engañoso de mestizaje cruceño.

La publicación Observando el racismo y el regionalismo en el proceso autonómico identifica discriminaciones que con los meses se multiplicaron. La Defensora del Pueblo describe: “La verbalización se volvió la forma más común de minimizar al otro”.

Así cuenta que varios graffiti en paredes o anuncios casi imperceptibles atacaban al indígena altiplánico y se popularizó la carga peyorativa: “Hoy, colla es una ofensa en ese lugar”.

El Observatorio plantea en sus informes que no hay mestizaje sino que existe la apertura a las diferencias. No es un asunto de bipolaridad —indio y blanco, o camba y colla—, ya que hay mecanismos de ascenso social que “blanquean” a un indígena, como la educación o el dinero.

En el bagaje cotidiano existe una discriminación escalonada: quien se cree menos indio por vivir en la ciudad excluye al indígena, pero es maltratado por otro que se cree blanco o es más adinerado. El 11 de enero de 2007, en Cochabamba, la gente se enfrentó con machetes, hondas y armas. “Fue la sociedad civil contra la sociedad civil”, comenta Torrico. Ese departamento era el ejemplo del mestizaje en convivencia positiva, ya que conjuga características de oriente como de occidente.

Pero la particularidad excluyente de esa batalla mostró el claro distanciamiento del sujeto urbano con el individuo cocalero.

En Sucre, a un día del festejo libertario de la capital en 2008, se dio un hecho que pasó a la historia. La Defensora indica que la Constituyente pone a luz pública que ciudadanos sin estudios o campesinos iban a decidir los temas nacionales, y ya no sólo intelectuales o juristas.

La política fue el detonante de un sentimiento cotidiano. “La primera muestra ocurrió cuando hubo dueños de alojamientos sucrenses que negaron albergue a constituyentes indígenas y de pollera, que tuvieron que alquilar casas lejos de la Asamblea”. Torrico cuenta que el primer encuentro dentro de la Constituyente sorprendió por la horizontalidad. “Por ejemplo, la empleadora dudaba al tener que relacionarse de igual a igual con la empleada. En algunos casos, las primeras creían que podían hacer callar a quienes tenían o eran de ascendencia originaria con el argumento de que no tenían escolaridad o formación académica”.

El estupor de la ciudadanía al ver a los nuevos actores asambleístas se sumó a la controversia que la región tenía con el altiplano por la capitalidad, detonante de la vergüenza contra los originarios en Sucre. Lo político se canalizó con lo racial.

El reto es lo cotidiano

Pero además de esos eventos que están cruzados por determinaciones políticas, el racismo se ve en el diario vivir. “Donde posemos los ojos hay discriminación”, sentencia la Defensora del Pueblo, para quien la lucha contra el rechazo racial comienza en el hogar.

Macías expone que darle un sentido peyorativo a términos que, por sí mismos, no son negativos ni positivos es una acción cotidiana; por ejemplo, decir chola o indio o viejo aún son percibidos con un sentido ofensivo.

También hay actos de discriminación por el idioma, añade Paz, pues las instituciones no posibilitan papeles o documentos para personas que hablan otra lengua. “Incluso en la Constituyente sólo se hablaba castellano, sin traductor simultáneo”.

La clave para revertir —aunque no erradicar— el racismo, coinciden, es la aceptación de que el foco de exclusión también está en uno mismo.

Macías opina: “Es un trabajo de largo aliento, no es fácil extirparlo y sensibilizar a la gente, porque está en la educación, la familia, en el trato al entorno”.

El Observatorio apunta que hay que discernir cuándo se puede caer en discriminaciones inconscientes, por ejemplo, al respaldar un discurso que exalta la construcción de enemigos donde no hay, “como cuando un discurso plantea que alguien perturba nuestra armonía”.

Torrico concluye que para superar las expresiones de racismo cotidiano es importante que cada uno haga conciencia de estos actos y determine relacionarse con los otros en un nivel de horizontalidad, es decir ni de arriba a abajo, ni de abajo a arriba; no menospreciar, ni dejar que los maltraten.

La educación aminora el menosprecio racial

Que el mestizo es letrado y el indio es ignorante es lo que dice la estructura de la sociedad boliviana, “que es racista absolutamente”, concluye Eduardo Paz, investigador del Observatorio del Racismo. Explica que ese imaginario es la base de la dicotomía que ahonda las brechas entre la diversidad de bolivianos. La respuesta es la educación, coincide el presidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, Rolando Villena. “Así, la formación responde a aspectos pluriculturales e intracultural, para que nos aceptemos y el individuo no reniegue de sus raíces”.

El también investigador del Observatorio Martín Torrico anota que el canon de educación se basa en el eje “saber poder”, pues “no tienes voz ni voto porque eres un ignorante”. Villena puntualiza que para superar ese problema es preciso un trabajo profundo de los profesores que se están formando para las nuevas generaciones, aunque admite que no se desarrolló una pedagogía que asuma cuán diferentes somos. “Todavía no hay plena aceptación del derecho a ser diferente, por origen o color de la piel”.

Paz ejemplifica que los libros escolares de historia dan prioridad a Europa, desvalorando las características nacionales. Torrico afirma que una respuesta es modificar la currícula, para mostrar y valorar diferencias, rezagando los cánones de “blanqueamiento”.

Un anteproyecto de ley contra el racismo busca incidir en la convivencia entre las diferencias. Pero el Observatorio advierte que una ley con el tipo penal del racismo no es suficiente. Para menguar la discriminación racial se precisa una política pública que plantee acciones que modifiquen la estructura mental, como se intenta con la malla curricular.

Torrico comenta que en terminales aéreas y de buses las señales están impresas en castellano y en la lengua materna de la región, ya sea aymara, o quechua, y opina: “Es un primer aporte pequeño para cambiar la discriminación. También se debe considerar trabajar en espacios laborales, donde también hay expresiones de racismo”.

Los Momentos clave

En 2006 nace la Asamblea Constituyente, que congrega a sectores sociales rezagados.

En diciembre de ese año Santa Cruz organiza su gran cabildo por la autonomía.

El 25 de enero de 2009 se aprueba la nueva Constitución, que reconoce a los indígenas.

En diciembre de 2009, Evo Morales opta por una segunda gestión presidencial.


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El 68% de los bolivianos dice ser mestizo y 20%, indígena

Un estudio de una oficina de la Organización de Naciones Unidas recoge otra percepción de los ciudadanos acerca de su identidad. En 2001, según datos del INE, un 62 por ciento se consideraba como perteneciente a alguna etnia

El más reciente estudio realizado por el Fondo para la Democracia de Naciones Unidas (Undef) sobre el tema de la identidad, titulado: “Encuesta nacional sobre valores y actitudes frente a la conflictividad en Bolivia”, muestra que el 68 por ciento de los bolivianos se considera mestizo y sólo un 20 por ciento, indígena.

El texto fue presentado por el Foro Boliviano por la Democracia Multipartidaria (FBDM).

La consulta fue desarrollada en enero de este año. En la etapa de sondeo se llevaron a cabo 3.288 consultas en los nueve departamentos del país, en ciudades capitales, zonas urbanas y rurales. Los resultados contrastan con el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2001, en el que el 62 por ciento del país declaró pertenecer a alguna de las etnias bolivianas.

El informe también sostiene que un 44 por ciento de los encuestados dice “sentirse parte” de algún pueblo originario. Según los promotores del estudio, este dato muestra que los bolivianos “no ven contradictorio” ser mestizo y al mismo tiempo pertenecer a alguna cultura indígena, principalmente quechua y aymara, las más importantes en el país. En cualquier caso, una amplia mayoría de los encuestados considera prioritaria la identidad nacional frente a lo indígena.

Cuando se realizó el censo se incluyó una pregunta: “¿Usted se declara parte de una de estas etnias?”. La planilla de resultados incluía las siguientes opciones: Aymara, quechua, guaraní, otros y ninguno. Los resultados obtenidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) fueron criticados por académicos que cuestionaron la aplicación del método cuantitativo sin incluir una opción para el mestizaje.

Eduardo Paz, investigador del Observatorio del Racismo, explicó que la pregunta elaborada en aquel tiempo por el Instituto Nacional de Estadística estaba mal planteada, porque no abría paso a los descendientes de originarios que se identifican como producto del mestizaje cultural y genético.

“En Bolivia, por ejemplo, existen personas que se declaran mestizas de origen aymara, en el censo no había esa opción, la muestra quedaba incompleta”.

Un mestizo es considerado como tal por el encuentro biológico y cultural de etnias diferentes, en el que éstas se mezclan, dando origen a nuevas. Se utiliza con frecuencia este término para describir el proceso histórico sucedido en Iberoamérica, que llevó al estado racial y cultural actual.

Si bien, según la encuesta de Naciones Unidas, siete de cada diez bolivianos se autoidentifica mestizo, este resultado va a contramano del Gobierno, que tiene un discurso que resalta la existencia de una mayoría indígena en el país y la visión de un Estado con 36 naciones originarias.

El secretario general de la Prefectura paceña, y uno de los ideólogos del proyecto masista, Félix Patzi, defiende la teoría de que “Bolivia es un país eminentemente indígena”.

Para el sociólogo, las encuestas de identificación no toman en cuenta los otros elementos que componen la identidad. “Yo puedo decir que soy mestizo y así buscar que no me discriminen, pero el otro me ve los rasgos y las costumbres y dirá que soy indígena”.

De hecho, el anterior estudio, “Autonomías indígenas en la realidad boliviana y su nueva Constitución”, publicado por el antropólogo Xavier Albó y el ministro de Autonomía, Carlos Romero, plantea que 187 de 327 municipios de Bolivia pueden ser tipificados de indígenas.

El sociólogo alteño Carlos Hugo Laruta es muy crítico a la línea planteada por el Ejecutivo. En su lectura, el Gobierno ha orientado su proyecto político a la línea indigenista, dejando de lado al resto de la composición de la sociedad.

“Los componentes del universo indígena transversalizan al universo nacional”.

Para el politólogo Marcelo Varnoux, en su ensayo ¿Dos Bolivias?, desestima la postura del masismo, que habla de una “Bolivia eminentemente indígena”, afirmando que el “vigoroso mestizaje” es impermeable a esa clase de visión. Para el teórico, este proceso de hibridación cultural también descarta propuestas de una “Bolivia puramente blanca” o regiones con ascendencia exclusivamente europea.

Los comicios del 6 de diciembre plantean, de la misma manera, una contienda entre la visión indigenista y alternativas que reivindican el mestizaje.

Apuntes

Bolivia nace como República de ciudadanos iguales en 1825.

Originalmente optó por llevar el nombre de Simón Bolívar.

La igualdad jurídica de los bolivianos se inspiró en los principios franceses.

Sin embargo, la jurisdicción disponía diferenciaciones entre bolivianos.

Por ejemplo, sólo aquellos que sabían leer y tenían propiedad votaban.

La guerra federal fue una pugna de visiones entre élites locales.

La participación indígena fue decisiva, pero no obtuvo reivindicaciones.

La Guerra del Chaco exhibió nuevamente las diferencias entre bolivianos.

La revolución nacional impuso el voto universal y prometió igualdad.

La incorporación de derechos ciudadanos no derivó en bienestar social .

La emergencia de los movimientos indígenas derivó en la ascención de Evo.

Opositores del régimen del MAS cuestionan la visión indigenista hegemónica.

Reivindican al mestizaje como una realidad mayoritaria en el país.

La nacionalidad boliviana también entra al debate

Con la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) no concluyó el debate respecto de la existencia de la nacionalidad boliviana. Desde que entró en vigencia la Carta Magna, Bolivia es un Estado Plurinacional Intercultural. El concepto de nación boliviana aparece en el artículo tres de la CPE y define a la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano.

La nacionalidad es una construcción que implica, desde la sociología y la ciencia política moderna, una lengua, cultura, costumbres, educación y ordenamiento jurídico, entre otros, comunes. La CPE, que fue impulsada por el Ejecutivo, dispone que el Estado boliviano tiene 37 idiomas oficiales (36 nativos y el español); de igual manera está compuesto por 36 nacionalidades indígena originario campesinas y reconoce, con igual jerarquía, a la justicia ordinaria y a la comunitaria.

Estas transformaciones han sido criticadas por el sociólogo Carlos Laruta, quien explicó que el espíritu constitucional va en contra de los avances realizados por consolidarse y cohesionarse como una nación. “Los estados apuntan a que se establezca un idioma común y un sistema de creencias y valores que permitan la convivencia. Lo que me preocupa es que al ser un país de 36 nacionalidades, sin que exista la boliviana, es que nuestra cohesión será muy frágil”.

Helena Argirakis, filósofa y delegada autonómica del Gobierno en el departamento de Santa Cruz, restó valor a los argumentos de Laruta, asegurando que el factor de cohesión para una sociedad es producto de los derechos y garantías que se otorgan al ciudadano. Argirakis dijo que la Constitución Política no tiene relación con la formación de una nacionalidad. “Es un producto de las identidades étnicas y culturales. Lo que puede otorgar el Estado es ciudadanía. Hay que diferenciar lo que otorga una Carta Magna y lo que generan identidades étnicas”. La analista explicó que Bolivia optó por constituir una ciudadanía boliviana en común, que incorpore a varias nacionalidades. “La nacionalidad boliviana no es posible, es una visión única, monolítica. Ésa es una construcción europea que deja de lado nuestra riqueza y diversidad”.

DEBATE

“El mestizaje es indiscutible”

José Mirtenbaum, sociólogo

Es un dato ya conocido entre el ámbito académico y además reconocido entre la población. La autoidentificación del mestizaje es un aproximamiento más cercano a la realidad y al propio concepto político de ciudadanía en vez de estar divagando en el tema de las 36 identidades indígenas originarias.

El significado de esta constatación es un reflejo de mirarse todos los días entre bolivianos, así definimos que somos así, mestizos. En Perú, por ejemplo, el tema del “cholo” se puso en palestra como parte de las identidades del mestizaje. En Bolivia, lamentablemente, el término cholo y el cholaje en general es reconocido como peyorativo.

El mestizaje es una realidad sin retorno en este país. Es un reflejo que se va a ir profundizando a medida que avance más la interculturalidad. Todos los ciudadanos bolivianos son interculturales, y eso deviene en una realidad mestiza.

Encuentro que se ha impuesto una necesidad de generar una especie de visión política sobre la base de momento histórico. El mestizaje se ha identificado con la República. Ahora, a título de una funcionalidad política, el ciudadano desaparece bajo las máscaras de afroboliviano, intercultural e indígena originario campesino. Ése es el producto de la Constitución “antropologizada” que tenemos. La política se ha vuelto etnicista.

Según los datos objetivos que vemos, es que somos una sociedad eminentemente mestiza e intercultural, donde se comparten muchos espacios de consumo cultural. Por ejemplo, el Bicentenario paceño fue bailado en las calles de Santa Cruz. Los resultados de la encuesta pertenecen más a la realidad, ojalá los bolivianos hagamos una suerte de abrazo a esta autoidentificación positiva.

“La presencia indígena es absoluta”

Pablo Mamani, sociólogo

Estadísticamente hay muchas variables que juegan, y pueden salir muchos resultados. En el caso de la encuesta del INE, se podía incorporar un parámetro más, indicando lo mestizo, por ejemplo. Yo creo que las preguntas, como se plantean, y los contextos condicionan los resultados.

Desde mi punto de vista, la presencia indígena es absoluta. No sólo en un sentido estadístico, sino en un sentido histórico-cultural. La historia, los hábitos culturales, la organización territorial, las prácticas lingüísticas y las formas económicas en el país son eminentemente indígenas. Estos elementos son contrastables desde la investigación, desde la autoinvestigación. Otra forma de comprobar esto es realizando una mirada etnográfica de las condiciones culturales, e incluso somáticas, de la gente que vive en las ciudades bolivianas.

Lo mestizo es una especie de indicador variable. En el fondo podemos encontrar dos tipos de mestizaje. Uno autoidentificado y reivindicado como criollo o blanco. El otro es el indígena, y es más palpable. Es un campo complejísimo donde no existen definiciones absolutas.

En el caso boliviano, creo que la realidad es abrumadora. La condición boliviana se mueve en este contexto. Hay que entender esto a la hora de pensar la identidad, que está condicionada por un contexto social y por las relaciones de poder en el momento.

Hay que puntualizar que existe paranoia por lo indígena en las manifestaciones más occidentalizadas. Por eso salen estudios que niegan ese factor, porque hay temor al indígena. Debemos reconocer la complejidad y la diversidad de un espacio social como el nuestro, en el que todos tienen las mismas condiciones en términos de trabajo, responsabilidades y roles.

La educación del príncipe

Hoy día la posmodernidad obliga al príncipe a discursear sobre identidades, imaginarios, cosmovisiones, sobre lo pluri-multi.

La educación del príncipe, es decir, del gobernante, nunca fue tarea fácil. Los discípulos llamados a regir países, estados, reinos, no eran de naturaleza sumisa, fuera de que los maestros jamás supieron con certeza a quién aprovechó su enseñanza, si alguien la aprovechó.

Imagínese lector a Aristóteles en los albores de la vejez intentando dar consejos al joven Alejandro para dominar las pasiones y hacer felices a sus súbditos, aunque no le molestaba que éste se comportase como déspota con otros pueblos. Alejandro, quien era impetuoso, acostumbrado a imponer su voluntad y que amaba sus caballos más que a sus cortesanos, prestó con seguridad un oído distraído a su mentor.

No fue el único filósofo dedicado a prodigar su sabiduría a los dueños del poder. Si bien algunos, como los desconsiderados sofistas, en la visión de Sócrates, buscaron también instruir al ciudadano en el arte de la discusión y argumentación que podía frenar a los poderosos, así los argumentos pecasen de falaces.

Muchos siglos después, en el Renacimiento, Maquiavelo, un eficiente funcionario florentino en busca de un nuevo príncipe a quien apoyar, escribió su obra homónima, dedicada a los Médicis. Fue base de una ciencia del Estado de corte distinto a los ejercicios precedentes, que sirvió desde entonces a muchos que se encumbraron en el poder.

Su texto contribuyó, injustamente, a difundir el adjetivo maquiavélico, en el sentido que los bolivianos, con más prejuicios que análisis, usamos el término altoperuano, sinónimo de alambicado, poco confiable, maniobrero. Cualidades negativas del hombre político que oscurecieron, en ambos casos, las ideas del autor que pretendían formar conductores capaces de controlar sus sentimientos, decididos, audaces, cuyos propósitos y actos llevasen a sus oponentes a diversas lecturas de sus intenciones, que no reculasen ante los obstáculos, pero que tampoco los minimizasen.

En suma, hábiles personajes de Estado. La obra fue un breviario destinado a educar príncipes aptos para conducir las riendas de un nuevo Estado y de los medios de violencia que le son propios.

Baltasar Gracián, un español, escribió cien años más tarde El héroe y El discreto, un conjunto de aforismos, de enseñanzas desenvueltas, de buen sentido, sin faltar de agudeza, a fin de orientar a los hidalgos, incluyendo a los que presumían de tener “los quilates de Rey”, obligados a actuar en un mundo de intrigas, de personajes agresivos, repletos de soberbia, escasos de dinero, ávidos de goces y aventuras, prontos a desenvainar la espada frente a la menor injuria. Allí la prudencia era de conveniencia.

En estas tierras, el siglo XX llegó con cambios, entre los cuales la subversión de rangos, otro nombre para designar el ascenso del cholaje, no fue uno de los menores a decir de los publicistas de entonces. Personajes de cuño nuevo buscaban hacerse con el poder en un régimen democrático que, aunque censatario, daba cabida al pueblo encarnado en el artesanado y los gremios de las ciudades y pueblos.

Don Cesar Peñabrava, figura novelesca de A. Arguedas que no desmerecía a las reales, de cuna humilde pero favorecido por la suerte y los buenos negocios, había escalado en la sociedad. Ahora aspira a una diputación por el Cercado de La Paz. Los atuendos para el propósito no fueron difíciles de conseguir.

Se desprendió del pañuelo que por años “anudó su cogote”, compró camisas, flamantes trajes, un jaquet y zapatos de charol. Otra cosa era atraer a los partidarios, adquirir conocimientos y habilidades para discursear y convencer. Consultó a un sobrino que gozaba de la fama de intelectual que le propuso el aprendizaje de algunas nociones elementales de geografía, luego pasar al estudio de las costumbres, enseguida la ética y algunas ideas sobre los países vecinos, su tierra y su raza. Por supuesto leer a E. Castelar para aprender a hablar en público.

Tamaño programa positivista espantó al candidato que fue en busca de algo menos exigente, que le proporcionó un oportunista cínico y práctico, reduciéndolo a lecturas de la Constitución hasta conocerla de memoria para citarla. Su aplicación era harina de otro costal.

Lo de mayor importancia, sin embargo, era hacer amigos entre los artesanos principales, invitar “alcohol a troche y moche” invirtiendo en aptapis. El plan tuvo éxito. ¿Y después?

Dos décadas más tarde aparecieron en la escena las grandes ideologías de la centuria. Los mentores les hicieron eco iniciando a los aprendices de políticos en nuevos conceptos que acarrearon una mirada distinta de la sociedad tomada, en un caso, del marxismo, donde se destacaba sobre todo la lucha de clases. El proletariado sustituyó a los artesanos y los cholos. Los adversarios fueron los burgueses. Tales definiciones encauzaron las acciones.

El otro caso, el nacionalismo, surgió por los mismos años e impuso a los aspirantes a gobernar otras ideas, otros términos, otra percepción de la realidad. Ésta se dividió entre los partidarios de la nación y sus oponentes: la Rosca.

Para los primeros, los socialistas, Marx y Lenín condensaron la teoría y la praxis del poder. Los segundos se contentaron en su noviciado político con la lectura de ensayistas de adentro y de afuera, aunque no exclusivamente de soslayo no dejaron de atisbar al marxismo. Los cuidados de sus guías no eran los de antes.

Concluida la Revolución Nacional, el mercado hizo su entrada en el país con sus valores de eficiencia, rentabilidad, libertad y justicia, los educadores de los gobernantes se llamaron especialistas. Éstos supieron esquivar las responsabilidades y riesgos que acecharon a los predecesores.

Hoy día la posmodernidad obliga al príncipe a discursear sobre identidades, imaginarios, cosmovisiones, sobre lo pluri-múltiple y a proponer paradójicamente como política la descolonización. Los mentores vienen de las ciencias sociales, la filosofía y la teología. Las ambigüedades de El Príncipe de Maquiavelo permanecen sin despejarse, algunos las creen concebidas para uso de los tiranos, otros para salvar al pueblo de ellos. Ahora aquellas más acentuadas que ayer, además producen ruidos en torno al príncipe por la multiplicación de los consejeros.

*Salvador Romero P. es sociólogo.

Bolivia construyó una diablada única

La danza es el resultado de una construcción cultural que tiene raíces precolombinas. Si bien el baile está presente en otros países de la región, en Bolivia cada una de las figuras cuenta con una simbología propia.

La diablada es mucho más que una danza. Es el resultado de una construcción cultural que tiene como origen el altiplano de lo que hoy es Bolivia. Así lo sostiene el historiador Fernando Cajías.

El profesional señala que si bien hay interpretaciones de la diablada en Perú, Chile o Panamá, cada una tiene sus características propias. Una de ellas la boliviana.

“Sólo en Bolivia surgió una representación muy diferente a la de otros lugares por su música, su simbolismo, su coreografía y su vestimenta. Lo que reclama Bolivia no es que se represente la diablada, sino que se copie la representación de la diablada, surgida y construida en Oruro desde hace siglos, y que es muy diferente a otras diabladas que existen en el mundo. No se protesta porque Miss Perú (Karen Schwarz) sea diabla en el Miss Universo, sino porque se vista como las diablas de Oruro, afirmando que su traje es de Puno, lo que no es verdad”.

El oficial mayor de Culturas de Oruro, Fabricio Cazorla, señala que la diablada boliviana tiene una raíz mitológica —como la presencia del supay—que se mezcló con las tradiciones culturales de los conquistadores.

Según Cazorla, a diferencia del resto de las diabladas latinoamericanas —donde en su mayoría sólo se representa al diablo y al ángel—, la danza boliviana fue construyendo muchos más personajes en torno a las simbologías andinas y occidentales.

Las figuras que son características de la danza boliviana

A diferencia de otras diabladas latinoamericanas, el baile tiene diversos personajes que funden lo andino con lo occidental.

El ángel

El bien • En la diablada boliviana, el arcángel Miguel tiene el traje más vistoso y una careta con rasgos exagerados, como los ojos saltones. Éste impide que el mal se apodere de la población y, una vez que vence, conduce a los diablos hacia el templo del Socavón. Su traje está inspirado en la imagen del arcángel colonial que llevaba armadura del soldado romano.

La diableza

La debilidad • Ésta es una innovación propia de la diablada boliviana. Fue creada en la década de los 90 y representa a aquella jovencita que fue seducida por el mal. Tiene un traje muy parecido al del diablo: el pollerín de cinco hojas, una pechera pequeña y una faja de monedas. Su estilo coreográfico se basa en giros y movimientos sensuales.

El oso

Figura decorativa • Ésta es una representación del jucumari, también conocido como el oso andino, propio de la región boliviana. Este personaje es una figura decorativa. No cumple una función dentro del relato de la lucha entre el bien y el mal. En principio, el oso era café y su careta era más pequeña. Con el tiempo fue cambiando de color.

La china

La tentación • Este personaje representa a la mujer diablo. Es la encarnación femenina del mal, quien tienta al arcángel Miguel y a los espíritus buenos con sus movimientos sensuales. Su representación en la diablada boliviana está inspirada en la chola orureña de antaño. Viste una pollera, una blusa y una capa corta que está bordada.

El cóndor

La plaga • Este personaje representa a una de las plagas que acecharon a las culturas del altiplano boliviano, de acuerdo con la leyenda. Su presencia en la diablada marca los límites espaciales entre los danzarines. En cada fraternidad se presentan uno o dos de estos personajes, los que anuncian al público la llegada de la danza.

Lucifer

Guía de los diablos • Lucifer representa al ángel soberbio que se rebeló contra Dios. En su representación en la diablada de Bolivia, éste lleva un pollerín de tres hojas, una corona en la parte superior de la máscara, una capa bordada y un cetro. En Oruro se lo conoce como ñaupa diablo. En la danza también existe Satanás, que lleva una faja menos vistosa.


Punto de vista

“Está vinculada con la minería”
Fernando cajías,
historiador.

´Las interpretaciones de la lucha entre diablos y ángeles, mediante la danza y el teatro, fueron traídas por los españoles como un medio de enseñanza del cristianismo. Por eso existen interpretaciones de diabladas en muchos lugares de Hispanoamérica, como los diablos de Río Sucio de Colombia. Pero cada una de las representaciones tiene su particularidad. Al igual que con el idioma castellano, surgieron diferentes maneras de interpretar la diablada.

En el Carnaval de Oruro surgió una representación diferente a la de otros lugares por su música, simbolismo, coreografía y vestimenta. Una de las particularidades de la diablada orureña es su vinculación con la minería. Como prueban los periódicos del siglo XIX, los mineros se vestían de diablos para el sábado de Carnaval y bailaban en honor de la Virgen del Socavón, es decir, la Virgen de los mineros. Después, la representación de la diablada se propagó a otros sectores sociales como los carniceros, los profesionales, la clase media y los ferroviarios que fundaron, sucesivamente desde 1904, sus propias fraternidades hasta convertirse en uno de los indicadores más fuertes de la identidad de Oruro y de Bolivia”.

Investigador afirma que la diablada surgió en Potosí

ESTUDIO • Un antropólogo señala que en Aullagas nació el espacio ritual de esta danza.

• TRAJE • Un bailarín de Chayanta, en Potosí.


El antropólogo Freddy Arancibia Andrade, quien estudió los orígenes de la diablada, asegura que esta danza surgió en el siglo XVI en la región minera de Aullagas, ubicada en el norte del departamento de Potosí. “Allí nació su espacio ritual, mientras que su espacio de baile se encuentra en Oruro”, explicó el investigador.

Andrade dice que ese espacio ritual se originó en el encuentro de los personajes bíblicos con los guerreros del tinku. “La diablada recupera los pasos de rebelión y de combate propios del tinku. Es la resistencia del indígena arrancado del agro e introducido a la mita minera, donde se mezcla su visión religiosa indígena con la bíblica. Acepta al demonio y al arcángel Miguel y los representa en su rito ancestral”. El investigador explica que este hecho se dio a partir de la llegada de los españoles a esa región, en 1538.

Otro dato que recoge el investigador es que en 1780 los ejércitos de Tomás Katari se vistieron de demonios para atacar los pueblos de Macha, Pocoata, Colquechaca, Aullagas y San Pedro de Buena Vista. “Fue a raíz de este evento que se patentiza con mayor fuerza el sincretismo y aparece el tinku-diablo”, señala.

Andrade narra que una vez terminada la era de la plata, los mineros se fueron a Uncía a trabajar en la empresa minera de estaño del empresario Simón I. Patiño. “Aquí se potencian los tinku-diablos, que eran los indígenas-mineros disfrazados de diablos y arcángeles”. Durante la Guerra Federal, los mineros migraron hasta Oruro. “Allí no se les permitió demostrar su baile, porque tenían características poco apropiadas para la ciudad”. Esto cambió en 1904, cuando se les permitió bailar ante la Virgen del Socavón. “Esto supuso dejar atrás su cultura norte potosina y desde ese momento aparece la diablada como baile”, asegura.

5 fraternidades de Oruro bailarán en la plaza Murillo

EVENTO • Hoy se realizará una entrada. Se gestiona la presencia del presidente Morales.

Cinco fraternidades que participan en el Carnaval de Oruro darán vida hoy, a las 17.00, a una entrada folklórica que se realizará en la plaza Murillo de La Paz. El evento forma parte de las “Jornadas culturales de reivindicación de la diablada”, impulsadas por el Ministerio de Culturas.

El jefe de Unidad de Servicios Públicos Culturales de esta entidad, Galo Illatarco, informó que se gestiona la presencia del presidente Evo Morales. "Estamos gestionando su presencia para que pueda participar de ese acto de reivindicación”. Adelantó que durante el evento, además de la demostración artística, se exhibirá documentación que demuestra que esta danza forma parte del patrimonio de Bolivia, a través de antecedentes históricos, documentales, bibliográficos y videográficos.

Illatarco ratificó que iniciativas similares se reproducirán también en países del exterior y que serán impulsadas por las legaciones diplomáticas del país.

A las fraternidades orureñas se sumarán hoy en la actividad cultural bloques de diabladas de la festividad del Gran Poder y de la entrada Universitaria. Entretanto, a las 11.30, se inaugurará en el Palacio Chico una exposición que buscará promocionar el Carnaval de Oruro como Patrimonio Oral de la Humanidad. Además, se tiene prevista la instalación de un seminario donde se debatirá el origen de la danza.

Esta semana, el Ministerio de Culturas inició una campaña televisiva internacional que busca reivindicar la danza de la diablada como un ícono boliviano. El spot publicitario se emite por las cadenas CNN y Telesur.

Autoridades de Unesco expresan solidaridad con Bolivia por "usurpación" de La Diablada

París, 20 ago (ABI).- El director adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en ingles), Marcio Barbosa, expresó el jueves en Paris su solidaridad con Bolivia por la usurpación de la danza folclórica La Diablada, informó la embajadora boliviana en Francia, Luzmila Carpio.

"Los altos funcionarios de la UNESCO expresaron su total solidaridad y sensibilidad con Bolivia y su pueblo, en mérito a la ultima visita oficial a nuestros país en el año 2007 del actual director general de la UNESCO, Koïchiro Matsuura, quien tuvo la ocasión de disfrutar personalmente de la misma danza de La Diablada", señaló Carpio en un boletín de prensa enviado a la ABI.

La embajadora boliviana informó que explicó en una reunión a varios funcionarios de la UNESCO, que lamentablemente una representante peruana en el concurso de Mis Universo 2009 mostró al mundo el traje típico de la danza boliviana como si fuera de su país.

"Por eso la viva protesta y preocupación de Bolivia", resalta la nota de prensa.

En esa reunión varios representantes de la comunidad boliviana en Francia exhibieron los trajes típicos de La Diablada.

"La Diablada es un icono renombrado internacionalmente del Carnaval de Oruro, declarado el año 2001 por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad", recordaron los residentes bolivianos a los altos funcionarios de ese organismo.

Carpio remitió una carta al director general de la Unesco expresando la protesta y la inquietud de Bolivia en relación al tema.

"Pedimos se tomen medidas urgentes, adecuadas, oportunas y pertinentes en resguardo del patrimonio cultural boliviano y el respecto al origen de nuestros costumbres y tradiciones ancestrales", señala la misiva.

Esa reunión en Francia coincidió con la jornada de reivindicación de La Diablada que se realizó este jueves en la plaza de armas de La Paz.
drm/rsl ABI

Sindicatos y ayllus se pelean por liderar la autonomía indígena

El bloqueo a Chaquí se mantiene y ayer se cumplió el séptimo día del lío por la autonomía indígena.

Los sindicatos afines al Movimiento Al Socialismo (MAS) y los ayllus originarios de Tinguipaya (Potosí) se disputan el liderazgo de la autonomía indígena que se pretende implementar en esa región.

Hasta el cierre de esta edición (21.30), los pobladores de Chaquí que bloqueaban la carretera Potosí-Sucre estaban reunidos con el delegado de Autonomías del Gobierno René Navarro para solucionar el conflicto que se generó después de que el Concejo Municipal de ese municipio aprobara un referéndum para el 6 de diciembre en el cual se consultará a la población si está de acuerdo con que ese distrito se convierta en territorio indígena.

Los agricultores piden que la instancia edil deje sin efecto esa ordenanza porque no fue aprobada por dos tercios.

El conflicto por la autonomía indígena en el departamento de Potosí cumplió ayer el séptimo día. El jueves 13 de agosto en Tinguipaya se registró una supuesta emboscada a autoridades municipales y originarias que impulsaban un referéndum para diciembre.

Como consecuencia de la agresión falleció el domingo la autoridad originaria Julián Mamani Nina (40), quien según sus familiares fue victimado por orden de un dirigente sindical asociado al MAS, Policarpio Acarapi; sin embargo, el secretario ejecutivo de la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos Quechuas de Potosí, León Quentasi, negó esta denuncia, pues en la trifulca no participaron campesinos o representantes del partido oficialista.

No obstante, el problema en Tinguipaya se remonta a una pugna histórica, según el ministro de Autonomías, Carlos Romero, entre las lógicas organizativas del ayllu y del sindicato, por lo que la autoridad gubernamental descartó que el punto de partida del conflicto sea la autonomía indígena.

Sin embargo, esa división entre sindicatos y originarios fue ahondada con la llegada de la autonomía indígena, según el curaca de Tinguipaya, Andrés Mamani Chavarría.

Los ayllus que tienen el control de la Alcaldía Municipal y del Concejo (cuentan con tres concejales y el MAS solamente con dos) decidieron acceder al régimen autonómico y para ello aprobaron una ordenanza conforme al Decreto Supremo 231 y comenzaron a socializar el proyecto autonómico antes de enviar la solicitud oficial a la Corte Electoral.

Sin embargo, en el otro frente también se gestó la iniciativa de encaminar el proceso autonómico “desde las bases” y en coordinación directa con el Gobierno. Mamani pidió ayer a los dirigentes masistas que reflexionen y acompañen la consolidación de la autonomía en esa región.

martes, 18 de agosto de 2009

Mutismo indigenista

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Opiniones sobre esta Nota

Los datos son contundentes. Desde que comenzó la recesión mundial, hace 19 meses, EEUU pierde un promedio de 700.000 empleos mensuales y tiene la desocupación más alta de los últimos 26 años. Alrededor de 14.000 personas quedan diariamente sin seguridad social, las que llegan a 47 millones (casi un quinto de su población). El desempleo en la Unión Europea es el más alto de la última década. A fines del 2009, habrá 241 millones de desocupados en el mundo (OIT). “El huracán económico ya se ha llevado un cuarto de la riqueza mundial” (Ramonet).

El primer ministro inglés, Gordon Brown, planteó la supresión de los paraísos fiscales. California es un polvorín social, donde hubo recortes en salarios, salud, educación y seguridad ciudadana, similares a los aplicados en el tercer mundo. Es obvio que en este panorama, los cerebros colonialistas decidan acentuar el saqueo de los países periféricos.

En este contexto, ¿podrán los ultraindigenistas explicar la forma en que débiles Estados, desgarrados por el nacionalismo étnico,

detendrán las arremetidas imperialistas que balcanizaron Yugoslavia, invadieron a Irak y Afganistán, ocuparon el Congo y Haití, compraron tierras en países empobrecidos y continúan con los genocidios en África? El plurinacional vicepresidente Álvaro García reveló que la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP), a la que consultó la necesidad de explorar zonas petroleras, le respondió que “vaya a negociar a Bruselas con su bufete de abogados, de acuerdo a enunciados ambientalistas publicados por la Embajada de EEUU” (“El Diplo”, 08-09)

El papel de las ONG en estos problemas se aclara al analizar casos concretos. La peruana Raquel Irigoyen Fajardo, vinculada al ministro Carlos Romero, cumplió papel importante en el proyecto de la nueva Constitución de Bolivia, junto a los profesores españoles Rubén Martínez Dalmau y Roberto Viciano Pastor. Este último es partidario del separatismo vasco. Irigoyen Fajardo, especialista en justicia comunitaria, representó a la Fundación Soros en Guatemala y trabajó para la Comisión Andina de Juristas (financiada por la misma Fundación), el Banco Mundial, la OIT y el PNUD.

George Soros lidera la lucha por la legalización de las drogas, a las que considera eficaces inductoras del conformismo. Para el Nuevo Orden Mundial las drogas deben ser absorbidas por el sistema para ayudar a su funcionamiento (Luís Britto García). En Bolivia, los cultivos de coca se incrementan constantemente y el más influyente de los ministros de Evo Morales, Juan Ramón Quintana, también estuvo vinculado a Soros..

El ultraindigenismo boliviano ha cambiado la palabra República por Estado plurinacional, aduciendo la defensa de las culturas originarias, “inmutables” y “eternas”. El boletín de la Embajada de EEUU en La Paz (10-10-86), sostuvo que “el mayor obstáculo al progreso de Latinoamérica no es el imperialismo del norte sino la cultura latina”. Los asesores de Reagan estimaron, en los documentos Santa Fe I y Santa Fe II, de 1981 y 1985, que la cultura social en América Latina debe proteger los intereses de EEUU. Ante la situación imperante, ¿no sería posible conciliar el rescate de las culturas aborígenes con el avance indo mestizo logrado en Bolivia y en la América morena? ¿No es evidente que sólo esa conciliación permitirá defendernos frente a los imperios, que, junto a sus testaferros criollos, pretenden aniquilarnos?.

*Andrés Soliz Rada
fue ministro de Hidrocarburos.

domingo, 16 de agosto de 2009

“Ya hay una ruta en la conquista de los derechos indígenas”

“Los pueblos indígenas vemos con mucho interés cómo se van materializando nuestras aspiraciones”. “El siguiente paso es la materialización del reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas”.

El reconocimiento de los pueblos indígenas es un camino trazado en Bolivia y su incorporación en la diplomacia nacional, para la ex canciller del Ecuador Nina Pacari, puede servir de ejemplo para los países de la región, sobre todo los de la zona andina que tienen realidades similares a la boliviana.

Pacari se encuentra en el país para dar cursos sobre derechos indígenas en la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores. Destaca la inclusión de lo plurinacional en el ámbito diplomático. Considera un avance la inclusión de los pueblos indígenas en la nueva Constitución y dice que el siguiente paso es la materialización de sus derechos.

—Es novedoso que se incorpore el tema, no sólo de los derechos indígenas, sino la problemática indígena dentro de la diplomacia boliviana. ¿Cómo está viendo este avance?

—Sumamente importante, fundamental diría yo en la medida en que, por un lado, está la incorporación desde el sector pluricultural del país, como miembros (indígenas) para la carrera diplomática; por otro, en cuanto a contenidos, el cómo conocer materias que han estado fuera del tratamiento de la diplomacia, dígase de derecho de los pueblos indígenas, de los afrodescendientes; (ver) cómo la norma internacional ha avanzado y cómo en las instancias del sistema, tanto de las Naciones Unidas como de la Organización de Estados Americanos, como representación de un Estado plurinacional, le va a corresponder a toda la diplomacia (boliviana), representarlas y tienen que hacerlo desde la membresía diversa, así como desde los contenidos diversos de un país.

—¿Cómo se ve el camino que Bolivia ha transitado en estos años?

—Nosotros, como pueblos indígenas, (lo vemos) con mucho interés, viendo no sólo las novedades, sino el hecho de que se van materializando algunas de las aspiraciones que en cada uno de nuestros países tenemos; eso alimenta para animar con fuerza la continuación de nuestra lucha por la defensa de nuestros derechos, por la conquista de derechos.

Se ve que hay una ruta, que hay un camino trazado y como ya está, a escala mundial, posicionada la diversidad cultural de los pueblos indígenas, no sólo por una reforma constitucional, sino desde la lucha de los pueblos indígenas, desde la década de los 90; es un paso que no tiene vuelta atrás; la inclusión de los pueblos indígenas es un hecho, es una medida y así lo están considerando también en países europeos o iberoamericanos, en que hay un nuevo actor que no ha llegado de visita, que no fue considerado y (que está ahora) para mantenerse, para permanecer, para avanzar, para recrear y, de hecho, para contribuir al desarrollo del país.

—¿Cómo puede incidir la incorporación de los indígenas dentro de la diplomacia de la región?

—Aceptando (aquello) ya como un marco institucional como tal; puede ser el ejemplo para que los otros países lo adopten. En el Ecuador, en el año 2003, durante seis meses cuando asumí la Cancillería, se hizo este intento; pero seis meses son insuficientes y cuando salí, de hecho, lo poco que se comenzó a implementar quedó nuevamente en nada.

Siendo la realidad de los Estados de la región andina similar a la de Bolivia, lo que tiene que expresarse, justamente, al amparo del principio de la plurinacionalidad, es esa incorporación de los sectores excluidos, de los pueblos indígenas, sectores populares del ámbito académico, cultural, en fin, esa riqueza es lo que le va a dar una solidez y va a incidir en los otros países para que de una u otra manera puedan acoplarse a los nuevos vientos, a las nuevas realidades, a las exigencias que están de nuevo alertas en América Latina.

—Bolivia y Ecuador están desarrollando procesos que son novedosos en el sentido de que se están incorporando en los marcos normativos los derechos y las prácticas indígenas. ¿Cómo se está viendo ese avance?

—Creo que se han dado saltos más visibles, porque la lucha de los pueblos indígenas viene desde hace algunos años y en materia de constitucionalización también. La década de los 90, por ejemplo con Colombia y el propio caso del Ecuador, fue sumamente importante en el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas y el carácter pluricultural. Ahora que se han hecho nuevas constituciones, lo que se ha hecho es ampliar, reafirmar e incluir el principio de la plurinacionalidad. Significa que están incluidos en la Constitución y que el siguiente paso es la materialización para la efectivización plena del ejercicio de los derechos indígenas y creo que ése es el gran salto que están dando, de lo que está en el marco constitucional a materializarlo en lo cotidiano, en la institucionalidad, y que pueda ser la ruta de la inclusión efectiva de lo que se está viviendo en Bolivia y en los otros países.

—Es muy complejo que este desafío pase del papel a los hechos. ¿Cómo se puede dar este paso?

—Ya lo han comenzado, con esta primera acción que ya da la ruta de una nueva forma de gestión de la diplomacia, de un nuevo enfoque del rol de la diplomacia, me parece sumamente importante, ya es un paso. Y en las distintas instancias tendrán que darse los cambios y sobre todo la materialización de los derechos, (lo) que tendría que ver con políticas públicas en algunos casos. En el ámbito académico, que no se quede detenido con lo convencional, le va a tocar incorporar nociones de los pueblos indígenas, (que esta materia) forme parte del pénsum académico y que nuestras sociedades pluriculturales vivan con conocimientos globales y en ese sentido permitamos el desarrollo de todos los excluidos.

—¿Cómo se está viendo el avance en materia de derechos en Bolivia?

—Importante, en los derechos que antes se habían excluido, ya no solamente en función de sujetos distintos desde la perspectiva étnico-cultural, la perspectiva afrodescendiente, sino el de avanzar en el fortalecimiento institucional, por ejemplo, por la vía de la participación ciudadana, integración del Tribunal Constitucional, es una mirada al país y ya no es solamente por derechos particulares de pueblos indígenas, sino es por derechos de la ciudadanía como tal.

Y es un nuevo ejercicio, antes a lo mejor no se habrán tenido estos mecanismos, pero una sociedad viva tiene que hacer ejercicio de las cosas nuevas que están de por medio y eso abre más canales como nos ha pasado en el Ecuador; de pronto alguna cuestión que no resultó puede ser modificada y perfeccionada. El hecho de soñar con nuevas posibilidades, con nuevos derechos de la participación y de la fortaleza de la institucionalidad por la vía de esa participación ciudadana son valores no cuantificables, son inconmensurables para el fortalecimiento de la democracia, para generar situaciones o estabilidades que permitan redundar en un desarrollo más equitativo de la sociedad y creo que siempre tendrá puntos más a favor que puntos en contra respecto del desarrollo.

—¿Qué es plurinacionalidad?

—Vendría de dos aristas, lo uno respecto de la identidad. De acuerdo con el Convenio 169 (de las Naciones Unidas) adoptado por los Estados, significa que hay un reconocimiento pleno que en cada uno de nuestros países no hay la hegemonía de una sola cultura que dominó, sino que hay culturas originarias del mismo valor y jerarquías de cualquier pueblo.

El Estado plurinacional significa incluir, democratizar y viabilizar líneas de participación, entonces no va a ser sólo un reconocimiento para que quede en el aire o en el papel, sino que los actores, los sujetos de derechos individuales y colectivos tienen que ser partícipes en la toma de decisiones, en las consultas, mediante distintos mecanismos, respetando usos y costumbres de los pueblos en general.

jueves, 6 de agosto de 2009

Presidente promulga Decreto reglamentario para uso de los cinco símbolos patrios, entre ellos la wiphala

La Paz, 5 ago (ABI).-El presidente Evo Morales Ayma promulgó el miércoles el Decreto Supremo que reglamenta el uso de los símbolos patrios: La bandera tricolor, el escudo, el himno, las flores kantunta y patujú y la wiphala.

El Decreto fue dado a conocer por el ministro de Culturas, Pablo Groux, en el intermedio de la celebración del gabinete Ministerial realizado en el palacio de Gobierno dirigido por el Primer Mandatario.

Los símbolos patrios están incluídos en el artículo sexto de la Constitución Política del Estado y son la bandera tricolor, el himno, el escudo, la bandera wiphala, la flor de la kantuta y la flor del patujú.

“El Decreto sistematiza y norma el uso de esos símbolos en un marco de civismo y de respeto”, dijo Groux.

La medida establece que, a partir de la fecha, la bandera tricolor deberá guardar una relación en cuadrados de 7.5 cuadrados de alto por once cuadrados de ancho. Debe incluir en el anverso y reverso de la franja amarilla el escudo de armas del estado plurinacional de Bolivia.

Cuando la enseña patria sea utilizada por las Fuerzas Armadas debe incluir en su parte central el escudo de armas flanqueado de una rama de laurel y otra de olivo.

En lo que se refiere al himno nacional, el Decreto reglamenta la inclusión de las partituras de José Ignacio Sanjinés y Benedicto Vincentti.

Igualmente el himno nacional debe ser entonado con fervor en sus cuatro estrofas de manera obligatoria en los actos oficiales los días 6 y 7 de agosto, en los que se conmemoran los Días de la Patria y de las Fuerzas Armadas,; y el 18 de noviembre, Día del Himno Nacional.

Groux informó que el Decreto subraya que el Himno deberá ser entonado en otros actos cívicos, deportivos, de instituciones tutelares cuando menos en sus dos primeras partes.

Con relación al Escudo de Armas, la disposición legal enfatiza que la imagen de este símbolo patrio debe incluir las figuras del cóndor de los andes, la corona de laurel y olivo, los pabellones, los fusiles, el hacha, los cañones, el gorro de la libertad, el cerro rico de Potosí, el cerro menor, la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, el sol y celaje, la llama, el haz d trigo, la palmera y las estrellas.

En lo que se refiere a la bandera wiphala, el Decreto enfatiza que está compuesta por 49 cuadrados repartidos en siete filas y siete columnas con la diagonal central de color blanco de forman descendente de izquierda a derecha.

El Decreto también subraya que en los actos la bandera wiphala debe ser colocada a la izquierda de la bandera tricolor en los actos oficiales.

Con relación a la escarapela, la kantuta y la flor de patujú también forman parte estructural de este decreto reglamentario de símbolos patrios.

El gabinete ha dispuesto que las carteras de Estado de Educación, Gobierno, Defensa, Relaciones Exteriores, Salud y Deportes, Autonomía y Culturas deben incluir en sus presupuestos de la gestión 2010 los recursos necesarios para entregar de manera gratuita a aquellas instituciones dependientes de su sector las banderas tricolor y whipala en actos cívicos que contarán con la participación de las autoridades de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Vic/acl ABI