miércoles, 14 de mayo de 2008

Washington en busca de un golpe mortal contra Bolivia y Venezuela

La Habana, 13 may (Por Nidia Díaz, de Gramma Internacional, especial para ABI).- Cuando apenas faltan siete meses para la elección de otro inquilino a la Casa Blanca, George W. Bush anda desesperado en busca de un golpe mortal con el cual coronar en algún "oscuro rincón del Planeta", el éxito que justifique los dos mandatos de su administración.

Como suele suceder en la historia de la poderosa nación del Norte, los "chivos expiatorios" han salido a buscarlos en su otrora tradicional traspatio y quiénes mejor que los rebeldes Hugo Chávez y Evo Morales, líderes de procesos de profundas transformaciones y cuyos desempeños en estos albores del siglo 21 desafían a Washington como sólo lo había hecho la Revolución Cubana.

Razones suficientes para que toda la maquinaria de subversión bélica y propagandística esté montada sobre un plan separatista con el cual desmembrar de esos países las zonas más ricas en recursos naturales.

Zulia, en Venezuela y la "media luna oriental", en Bolivia, y amputar de esa forma el flujo de capital con el que se sufragan la obra de justicia social y desarrollo nacional que llevan adelante, bases de la reconquista de la soberanía y la autodeterminación.

BOLIVIA Y EL 10 DE AGOSTO

Tal y como se había anunciado, el Presidente, el Vicepresidente y ocho prefectos de Bolivia someterán sus cargos a un referendo revocatorio, como había solicitado el propio Evo Morales en diciembre pasado, pero que sólo el jueves 8 de mayo el Senado, de mayoría opositora, decidió darle luz verde, envalentonados por los resultados de la consulta autonómica en Santa Cruz.

Es tal la aberración de la oposición y sus patrocinadores del Norte que la prensa transnacional titula sus informaciones al respecto, asegurando que "Evo acepta el referendo", cuando fue él quien lanzó la idea para resolver mediante un revocatorio la crisis con la derecha opositora que entonces no aceptó la propuesta por temor a ser expulsada, por voluntad popular, de sus guaridas en la "media luna oriental".

Al sobredimensionar lo que consideraron un triunfo del Sí en Santa Cruz, lanzaron ahora la propuesta en forma de bravuconada, pensando que el Ejecutivo no la iba a aceptar.

No sólo la aceptó, sino que el lunes 12 de este mes desde el Salón de los Espejos de Palacio Quemado, el Jefe de Estado boliviano, en unión de su gabinete, promulgó la Ley de Revocatoria de Mandato Popular al tiempo que reiteró la voluntad transparente y democrática del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) al instar a que el proceso fuese acompañado por organismos internacionales como la OEA.

"Si hablamos del voto popular sobre el referendo revocatorio de mandato, pido a todos los organismos internacionales a ser participantes y veedores, porque el que no hace daño no tiene miedo a nadie. Estoy totalmente abierto a la comunidad internacional a participar activamente como veedores para que sea un referéndum revocatorio muy transparente", aseguró el presidente Evo Morales.

Toca ahora a la Corte Nacional Electoral (CNE) adecuar el cronograma en estos 90 días, como manda la ley.

Esta vez, la consulta con las masas es legal y constitucional y no como en Santa Cruz que se hizo de espaldas a las máximas instituciones jurídicas y electorales de la Nación y en medio de un fuerte y mayoritario rechazo internacional.

No hay dudas de que tanto para tirios como para troyanos, la fecha del 10 de agosto será un desafío.

Para la oposición, renuente a dejarse gobernar por un indígena y que éste con su programa de gobierno le reduzca sus ancestrales privilegios, el tiro de gracia con el que presumen pondrá punto final al proceso liberador, podría salirles por la culata.

Bastaría recordarles que similares intenciones llevaron a sus émulos venezolanos a las urnas y aquel revocatorio resultó reafirmatorio no sólo del presidente Hugo Chávez sino de cuantas aspiraciones y sueños pervivían en el corazón y las mentes de la inmensa mayoría del pueblo del Libertador.

Para el presidente Morales, el MAS y todas las fuerzas que lo siguen, será, sin duda, una prueba de fuego. Quizás como ha dado en llamarse en el argot político internacional, "la madre de todas las batallas".

De lo que se trata ahora es de reelegitimar el justo poder del pueblo o darles vía libre a las fuerzas políticas y económicas de la oligarquía, cuyo objetivo en la contienda, insistimos, es no perder sus privilegios.

Para que esto último suceda, sería necesario que no avanzara la nueva Carta Magna, dejar sin efecto la nacionalización de los hidrocarburos, los nuevos contratos petroleros, el control de los recursos naturales del país en función de la obra de justicia social.

Hacer abortar, no lo olvidemos tampoco, el proceso de integración que sobre bases solidarias y sin condicionamientos, viene avanzando en el continente.

Es mantener a Bolivia en el furgón de cola de Latinoamérica, sometida y dependiente como no la quiere el pueblo que ha luchado muy duro por revertir ese pasado.

Para lograrlo tendrían que acabar con la campaña de alfabetización, eliminar la renta Dignidad para los bolivianos de la tercera edad, el bono escolar Juancito Pinto para que los niños puedan estudiar y no tengan que trabajar.

Tendrán que quebrar la relación de Evo con las masas, que en dos años de gobierno y pese a las campañas en su contra, se mantiene firme.

Son muchas las cosas que están en juego. En la defensa de tales conquistas, los bolivianos tendrán que cerrar filas.

La derecha tiene la experiencia de siglos en el manejo de los medios de comunicación que han sido puestos a su servicio; tiene el poder del dinero que a veces allí donde la conciencia no ha fraguado puede causar estragos, tiene el apoyo del más feroz de los imperios que en su hora crepuscular se torna más agresivo e impúdico.

Evo y los que lo siguen tienen a su favor una obra social que dos años atrás era simplemente una utopía. Que la modestia revolucionaria no se convierta en un impedimento para sacar a la luz todas las conquistas y el esfuerzo realizado, porque ellos, en última instancia, ganarán la batalla.

DATOS Y CIFRAS

De acuerdo con la ley promulgada, en el caso del Presidente y Vicepresidente de la República, para que proceda la revocatoria, la votación por el "No" a la consulta del referéndum deberá superar el millón 544 mil 374 votos, lo que equivale a un porcentaje mayor al 53,74%, obtenido por el binomio Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera, en las elecciones del 18 de diciembre de 2005.

La pregunta que los bolivianos deberán responder en las urnas en el Referendo Revocatorio Nacional, en el caso del Presidente y del Vicepresidente de la República es la siguiente: ¿Usted está de acuerdo con la continuidad del proceso de cambio liderado por el presidente Evo Morales Ayma y el vicepresidente Álvaro García Linera?

En el caso de los prefectos de departamentos, el resultado del referendo por el "No" también deberá superar las votaciones y porcentajes alcanzados en las últimas elecciones, al menos con un voto.

La pregunta que los bolivianos deberán responder en las urnas en el caso de estos últimos es la siguiente: ¿Usted está de acuerdo con la continuidad de las políticas, las acciones y la gestión del Prefecto del Departamento?

En el departamento de La Paz, el sufragio por el "No" para revocar el mandato del prefecto José Luis Paredes (Podemos) deberá ser superior al menos con un voto a los 361.055, que obtuvo cuando fue electo, que es igual al 37,98%.

En Pando, para la revocatoria de la gestión del prefecto Leopoldo Fernández (también del Podemos), se precisará que el voto por el "No" sume más de 9.958 votos, equivalente a 48,032%.

En Beni, para que el prefecto Ernesto Suárez Sattori (Podemos) sea removido de su puesto porque la gente no esté de acuerdo con su gestión, se necesitará que el voto por el "No" supere los 46.842 votos con los que fue electo, equivalente a un 44,637%.

En el caso de Santa Cruz, para que el prefecto Rubén Costas (APB) sea revocado de su puesto porque la gente no esté de acuerdo con su gestión, se precisará que el voto por el "No" supere los 299.730 votos por los que fue electo, equivalente a 47,877%.

En Oruro, para remover al prefecto Alberto Aguilar (MAS), las personas que no estén de acuerdo con su gestión deberán superar con el voto por el "No" los 63.630 sufragios conseguidos, equivalente a un 40,954%.

En Potosí, el prefecto Mario Virreira (MAS) fue electo por 79.710 votos, es decir un 40,690%. Para que sea removido de su cargo, quienes no están de acuerdo con su administración deberán superar con los votos por el "No", al menos con uno, aquella cifra.

En Tarija, para revocar al prefecto Mario Cossío, ex militante del MNR ahora con la agrupación Camino al Cambio, el "No" a su gestión debe estar más por encima de 64.098 sufragios por los que fue electo, equivalente al 45,646 %.

En Cochabamba, el prefecto Manfred Reyes Villa, ex jefe de Nueva Fuerza Republicana (NFR), ahora con la agrupación ciudadana Alianza de Unidad Cochabambina (AUC), la votación por el "No" a su gestión debe superar al menos con un sufragio los 246.417 votos que consiguió, equivalente al 47,641%.

En el caso del departamento de Chuquisaca, el prefecto David Sánchez renunció a su cargo y está en proceso de electoral con tres candidatos en carrera. El nuevo Prefecto será seleccionado el 29 de junio próximo.
Nd/Dgav ABI