jueves, 20 de agosto de 2009

El 68% de los bolivianos dice ser mestizo y 20%, indígena

Un estudio de una oficina de la Organización de Naciones Unidas recoge otra percepción de los ciudadanos acerca de su identidad. En 2001, según datos del INE, un 62 por ciento se consideraba como perteneciente a alguna etnia

El más reciente estudio realizado por el Fondo para la Democracia de Naciones Unidas (Undef) sobre el tema de la identidad, titulado: “Encuesta nacional sobre valores y actitudes frente a la conflictividad en Bolivia”, muestra que el 68 por ciento de los bolivianos se considera mestizo y sólo un 20 por ciento, indígena.

El texto fue presentado por el Foro Boliviano por la Democracia Multipartidaria (FBDM).

La consulta fue desarrollada en enero de este año. En la etapa de sondeo se llevaron a cabo 3.288 consultas en los nueve departamentos del país, en ciudades capitales, zonas urbanas y rurales. Los resultados contrastan con el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2001, en el que el 62 por ciento del país declaró pertenecer a alguna de las etnias bolivianas.

El informe también sostiene que un 44 por ciento de los encuestados dice “sentirse parte” de algún pueblo originario. Según los promotores del estudio, este dato muestra que los bolivianos “no ven contradictorio” ser mestizo y al mismo tiempo pertenecer a alguna cultura indígena, principalmente quechua y aymara, las más importantes en el país. En cualquier caso, una amplia mayoría de los encuestados considera prioritaria la identidad nacional frente a lo indígena.

Cuando se realizó el censo se incluyó una pregunta: “¿Usted se declara parte de una de estas etnias?”. La planilla de resultados incluía las siguientes opciones: Aymara, quechua, guaraní, otros y ninguno. Los resultados obtenidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) fueron criticados por académicos que cuestionaron la aplicación del método cuantitativo sin incluir una opción para el mestizaje.

Eduardo Paz, investigador del Observatorio del Racismo, explicó que la pregunta elaborada en aquel tiempo por el Instituto Nacional de Estadística estaba mal planteada, porque no abría paso a los descendientes de originarios que se identifican como producto del mestizaje cultural y genético.

“En Bolivia, por ejemplo, existen personas que se declaran mestizas de origen aymara, en el censo no había esa opción, la muestra quedaba incompleta”.

Un mestizo es considerado como tal por el encuentro biológico y cultural de etnias diferentes, en el que éstas se mezclan, dando origen a nuevas. Se utiliza con frecuencia este término para describir el proceso histórico sucedido en Iberoamérica, que llevó al estado racial y cultural actual.

Si bien, según la encuesta de Naciones Unidas, siete de cada diez bolivianos se autoidentifica mestizo, este resultado va a contramano del Gobierno, que tiene un discurso que resalta la existencia de una mayoría indígena en el país y la visión de un Estado con 36 naciones originarias.

El secretario general de la Prefectura paceña, y uno de los ideólogos del proyecto masista, Félix Patzi, defiende la teoría de que “Bolivia es un país eminentemente indígena”.

Para el sociólogo, las encuestas de identificación no toman en cuenta los otros elementos que componen la identidad. “Yo puedo decir que soy mestizo y así buscar que no me discriminen, pero el otro me ve los rasgos y las costumbres y dirá que soy indígena”.

De hecho, el anterior estudio, “Autonomías indígenas en la realidad boliviana y su nueva Constitución”, publicado por el antropólogo Xavier Albó y el ministro de Autonomía, Carlos Romero, plantea que 187 de 327 municipios de Bolivia pueden ser tipificados de indígenas.

El sociólogo alteño Carlos Hugo Laruta es muy crítico a la línea planteada por el Ejecutivo. En su lectura, el Gobierno ha orientado su proyecto político a la línea indigenista, dejando de lado al resto de la composición de la sociedad.

“Los componentes del universo indígena transversalizan al universo nacional”.

Para el politólogo Marcelo Varnoux, en su ensayo ¿Dos Bolivias?, desestima la postura del masismo, que habla de una “Bolivia eminentemente indígena”, afirmando que el “vigoroso mestizaje” es impermeable a esa clase de visión. Para el teórico, este proceso de hibridación cultural también descarta propuestas de una “Bolivia puramente blanca” o regiones con ascendencia exclusivamente europea.

Los comicios del 6 de diciembre plantean, de la misma manera, una contienda entre la visión indigenista y alternativas que reivindican el mestizaje.

Apuntes

Bolivia nace como República de ciudadanos iguales en 1825.

Originalmente optó por llevar el nombre de Simón Bolívar.

La igualdad jurídica de los bolivianos se inspiró en los principios franceses.

Sin embargo, la jurisdicción disponía diferenciaciones entre bolivianos.

Por ejemplo, sólo aquellos que sabían leer y tenían propiedad votaban.

La guerra federal fue una pugna de visiones entre élites locales.

La participación indígena fue decisiva, pero no obtuvo reivindicaciones.

La Guerra del Chaco exhibió nuevamente las diferencias entre bolivianos.

La revolución nacional impuso el voto universal y prometió igualdad.

La incorporación de derechos ciudadanos no derivó en bienestar social .

La emergencia de los movimientos indígenas derivó en la ascención de Evo.

Opositores del régimen del MAS cuestionan la visión indigenista hegemónica.

Reivindican al mestizaje como una realidad mayoritaria en el país.

La nacionalidad boliviana también entra al debate

Con la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) no concluyó el debate respecto de la existencia de la nacionalidad boliviana. Desde que entró en vigencia la Carta Magna, Bolivia es un Estado Plurinacional Intercultural. El concepto de nación boliviana aparece en el artículo tres de la CPE y define a la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano.

La nacionalidad es una construcción que implica, desde la sociología y la ciencia política moderna, una lengua, cultura, costumbres, educación y ordenamiento jurídico, entre otros, comunes. La CPE, que fue impulsada por el Ejecutivo, dispone que el Estado boliviano tiene 37 idiomas oficiales (36 nativos y el español); de igual manera está compuesto por 36 nacionalidades indígena originario campesinas y reconoce, con igual jerarquía, a la justicia ordinaria y a la comunitaria.

Estas transformaciones han sido criticadas por el sociólogo Carlos Laruta, quien explicó que el espíritu constitucional va en contra de los avances realizados por consolidarse y cohesionarse como una nación. “Los estados apuntan a que se establezca un idioma común y un sistema de creencias y valores que permitan la convivencia. Lo que me preocupa es que al ser un país de 36 nacionalidades, sin que exista la boliviana, es que nuestra cohesión será muy frágil”.

Helena Argirakis, filósofa y delegada autonómica del Gobierno en el departamento de Santa Cruz, restó valor a los argumentos de Laruta, asegurando que el factor de cohesión para una sociedad es producto de los derechos y garantías que se otorgan al ciudadano. Argirakis dijo que la Constitución Política no tiene relación con la formación de una nacionalidad. “Es un producto de las identidades étnicas y culturales. Lo que puede otorgar el Estado es ciudadanía. Hay que diferenciar lo que otorga una Carta Magna y lo que generan identidades étnicas”. La analista explicó que Bolivia optó por constituir una ciudadanía boliviana en común, que incorpore a varias nacionalidades. “La nacionalidad boliviana no es posible, es una visión única, monolítica. Ésa es una construcción europea que deja de lado nuestra riqueza y diversidad”.

DEBATE

“El mestizaje es indiscutible”

José Mirtenbaum, sociólogo

Es un dato ya conocido entre el ámbito académico y además reconocido entre la población. La autoidentificación del mestizaje es un aproximamiento más cercano a la realidad y al propio concepto político de ciudadanía en vez de estar divagando en el tema de las 36 identidades indígenas originarias.

El significado de esta constatación es un reflejo de mirarse todos los días entre bolivianos, así definimos que somos así, mestizos. En Perú, por ejemplo, el tema del “cholo” se puso en palestra como parte de las identidades del mestizaje. En Bolivia, lamentablemente, el término cholo y el cholaje en general es reconocido como peyorativo.

El mestizaje es una realidad sin retorno en este país. Es un reflejo que se va a ir profundizando a medida que avance más la interculturalidad. Todos los ciudadanos bolivianos son interculturales, y eso deviene en una realidad mestiza.

Encuentro que se ha impuesto una necesidad de generar una especie de visión política sobre la base de momento histórico. El mestizaje se ha identificado con la República. Ahora, a título de una funcionalidad política, el ciudadano desaparece bajo las máscaras de afroboliviano, intercultural e indígena originario campesino. Ése es el producto de la Constitución “antropologizada” que tenemos. La política se ha vuelto etnicista.

Según los datos objetivos que vemos, es que somos una sociedad eminentemente mestiza e intercultural, donde se comparten muchos espacios de consumo cultural. Por ejemplo, el Bicentenario paceño fue bailado en las calles de Santa Cruz. Los resultados de la encuesta pertenecen más a la realidad, ojalá los bolivianos hagamos una suerte de abrazo a esta autoidentificación positiva.

“La presencia indígena es absoluta”

Pablo Mamani, sociólogo

Estadísticamente hay muchas variables que juegan, y pueden salir muchos resultados. En el caso de la encuesta del INE, se podía incorporar un parámetro más, indicando lo mestizo, por ejemplo. Yo creo que las preguntas, como se plantean, y los contextos condicionan los resultados.

Desde mi punto de vista, la presencia indígena es absoluta. No sólo en un sentido estadístico, sino en un sentido histórico-cultural. La historia, los hábitos culturales, la organización territorial, las prácticas lingüísticas y las formas económicas en el país son eminentemente indígenas. Estos elementos son contrastables desde la investigación, desde la autoinvestigación. Otra forma de comprobar esto es realizando una mirada etnográfica de las condiciones culturales, e incluso somáticas, de la gente que vive en las ciudades bolivianas.

Lo mestizo es una especie de indicador variable. En el fondo podemos encontrar dos tipos de mestizaje. Uno autoidentificado y reivindicado como criollo o blanco. El otro es el indígena, y es más palpable. Es un campo complejísimo donde no existen definiciones absolutas.

En el caso boliviano, creo que la realidad es abrumadora. La condición boliviana se mueve en este contexto. Hay que entender esto a la hora de pensar la identidad, que está condicionada por un contexto social y por las relaciones de poder en el momento.

Hay que puntualizar que existe paranoia por lo indígena en las manifestaciones más occidentalizadas. Por eso salen estudios que niegan ese factor, porque hay temor al indígena. Debemos reconocer la complejidad y la diversidad de un espacio social como el nuestro, en el que todos tienen las mismas condiciones en términos de trabajo, responsabilidades y roles.